“UN DÍA DE PAGOS”: LA PARODIA INSTITUCIONAL COMO POLÍTICA DRAMÁTICA
Por: María Gladys Pacheco Rojas
Licenciatura en lengua Castellana, Universidad del Tolima
mariuerosima@gmail.com
En 1857 bajo la pluma de José María Samper y con una dedicatoria al actor granadino Guillermo Eloi Izasiga se escribió la comedia de costumbres nacionales “Un día de pagos”, en la cual el abuso de poder y el juego de roles gubernamentales generan una continua lucha entre los personajes que representan los diferentes niveles de la sociedad. Así, se encuentran en esta situación un tesorero nacional, un escribiente de oficina, un portero, un representante del pueblo, un acreedor del tesoro, un agiotista, una huérfana, dos viudas pensionadas, un empleado civil, y un sargento invalido, quienes se reúnen en un salón de despachos en Bogotá para reclamar el pago de sus pensiones. La situación entonces inicia cuando el escribiente y el portero esperan a los pensionados mientras conversan a cerca del entero* y las dificultades que se presentarán en la reunión de sus acreedores, pues la llegada de cada uno de ellos está marcada por la exposición de discursos cargados de reproche y desencanto, donde se percibe el choque contra el estado y la caída de la típica mirada patriótica.
Desde luego, este texto dramático compilado en un acto y escrito en prosa tiene como intensión comunicativa incluir los juegos de roles del campo político, criticando la sociedad aristócrata que pone a concursar los seres por un estatus sectorial donde se estratifica las necesidades humanas y en donde el reclamo de derechos se convierte en una incansable pelea por el poder: “Pues yo soi viuda mas lejitima! Mi marido murió, por su patrimonio: sí señora! Víctima jenerosa de una escribanía! Mártir de la oficina de correos! Un patriota que sirvió a la republica más de treinta años en empleos importantes! No fue un haragán de esos que se metieron a pelear i levantar camorras contra la madre España! […] (1) En este sentido vemos como la oficina de despachos se convierte en un campo de batalla por el estatus que genera un choque entre las relaciones discursivas, pero que desarrolla a su vez una abolición de las posiciones sociales a través de la burla final realizada por el tesorero nacional, ya que ninguno de los actantes son reconocidos como seres lingüísticos, y esto resalta en la situación dramática una crisis colectiva que supone la violación de los derechos humanos.
Por otra parte, los personajes son sencillos y a pesar de su discurso cargado de ironía se definen como planos, puesto que no poseen contradicciones o ambigüedades mayores que los configuren más allá de buenos o malos. Sin embargo, al representar determinados roles con una diversidad en sus caracteres, muestran distintas posiciones que apuntan a un mismo objeto discursivo y elevan su nivel en el texto dramático. Ciertamente el escribiente es el único que sobresale ante dicha categorización, porque al aparecer como narrador reflexionando sobre el problema e interviniendo como una suerte de Robin Hood, da una lección a los avaros y rescata los intereses de las clases desfavorecidas. En efecto, maneja un discurso de poder que le permite conocer todos los diálogos y manipular las diferentes situaciones como se evidenciará al final de la comedia. Los diálogos entonces son lineales y a pesar de desarrollar un conflicto de forma gradual son resultado del continuo choque ideológico que enfatiza en la crítica política desarrollada por el autor.
Finalmente la alusión a las guerras civiles dadas en Colombia en el siglo XlX se percibe a través de la nominación de términos políticos que denotan posturas dadas en las guerras de los partidos liberales y conservadores como se verá en la siguiente cita: “Es usted un pillastrón! Un rojo comunista! Enemigo del orden: la propiedad! […]” (2) Por ende, la directa afiliación con la realidad social destaca la inmersión y el entero conocimiento del autor en el campo político, permitiendo ver en éste texto lleno de contradicciones, de posiciones ideológicas antípodas que combaten, la realidad social de un país esclavizado por la violencia y la política.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS:
* Llegada del dinero a la oficina de pagos
1. José María Samper, Un día de pagos, Bogotá, 1857, P. 310 (1,
2)
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