Hacia un Teatro Interactivo: La Co-Creación como Fundamento




Por María G Pacheco Rojas. Profesora de Lenguaje y Comunicación. Maestra en Artes. Investigadora y gestora de proyectos.

En el fascinante universo del teatro interactivo, el espectador ya no es un mero observador; se convierte en un actor crucial en la construcción misma de la obra. Cuando hablamos de interacción en el arte teatral, no nos referimos únicamente a la conexión con un dispositivo, sino a un diálogo entre diversas perspectivas que se entrecruzan y se amalgaman en una sola entidad. En este contexto, el arte interactivo propone una conversación directa entre el espectáculo y el público, donde la participación activa se erige como elemento fundamental.

Decodificando la Participación en el Teatro Interactivo

En un teatro interactivo, la visión única del director ya no es suficiente. La propuesta escénica cobra sentido únicamente cuando el espectador la completa y la pone en funcionamiento. En palabras de Bernat (2010), "el espectador inmerso en un dispositivo tiene que decidir cuáles son las indicaciones que lo llevarán a ser testigo del espectáculo y, lo que es más difícil, tiene que decidir qué es una indicación." La participación del espect-actor no solo se limita a ser un testigo pasivo, sino que implica tomar decisiones activas que influyen en el desarrollo de la trama.

En este emocionante renacimiento del teatro, la redefinición del papel del director no solo se traduce en una nueva relación con el público, sino que también impulsa una concepción más amplia de la propia obra teatral. La colaboración entre el director y el espect-actor desdibuja las fronteras entre la autoría y la recepción, dando lugar a una experiencia teatral única y personalizada para cada individuo. A medida que el director se convierte en un guía de posibilidades, la obra se convierte en una narrativa abierta y en constante evolución. Cada elección del espect-actor se convierte en una intervención creativa que influye en el desarrollo de la trama y redefine la dirección de la obra. Así, el escenario se convierte en un espacio vivo donde la interpretación de la historia es dinámica y cambiante, y cada representación se convierte en una experiencia única e inigualable. En este contexto, el director no solo facilita el acceso a la trama, sino que se convierte en un mediador de la experiencia, creando un diálogo constante entre la visión original y las múltiples interpretaciones que surgen de la interacción activa del espect-actor.

El Director como Colaborador y Puente Comunicativo

En el innovador mundo del teatro interactivo, el papel del director experimenta una metamorfosis profunda que trasciende los límites convencionales de la autoría teatral. Lejos de la figura tradicional del director como un creador distante y consagrado, en este nuevo paradigma, se convierte en un facilitador hábil que abre las puertas a un proceso de creación compartida. Este director no busca imponer una visión única y cerrada, sino que actúa como un catalizador que estimula la imaginación y la participación activa del espectador en la construcción de la trama. Como sostiene Prieto (2010), la historia ya no se presenta como una narrativa externa; se vive y se experimenta de manera personal y única por cada espect-actor. Este enfoque transformador rompe con la tradicional separación entre el creador y el receptor, dando lugar a un diálogo directo entre el espectador y la esencia misma de la obra. En este sentido, el director no solo establece reglas y proporciona incentivos, sino que se convierte en un mediador que fomenta la conexión íntima entre la audiencia y la dramaturgia, desafiando las convenciones establecidas y redefiniendo la experiencia teatral como una aventura colectiva y participativa.

La Obra Teatral como Parte Integral de la Vida del Espect-actor

En la revolucionaria dinámica del teatro interactivo, la fusión entre la obra teatral y la vida del espect-actor marca un hito trascendental. Aquí, la audiencia ya no es un mero observador de la escena; se transforma en un participante activo que contribuye directamente a la configuración de la narrativa. En sintonía con las ideas de Dubatti (2010), el espectador no solo experimenta la obra desde la butaca, sino que se inmiscuye en el tejido mismo de la representación. Al abandonar el papel pasivo de observador, se convierte en un actor dentro de la obra, moviéndose por el espacio escénico, interactuando con objetos y desencadenando acciones dramáticas. Esta inmersión activa trasciende las convenciones tradicionales y desdibuja los límites entre la ficción teatral y la realidad cotidiana del espect-actor. La obra se convierte en un fragmento de la vida diaria, donde la participación activa no solo redefine la relación entre el arte y la existencia, sino que también propulsa al espect-actor hacia una experiencia teatral que se entrelaza de manera intrínseca con su propia realidad. En este nuevo panorama, el teatro ya no es simplemente un espectáculo efímero; se convierte en un componente activo y significativo de la vivencia diaria del espect-actor.

Expectación como Vivir-con: La Poíesis en el Teatro Interactivo

En un teatro interactivo, la expectación se transforma en sinónimo de vivir-con, una experiencia que involucra todas las esferas de las capacidades humanas en convivencia con la obra poética. Según Dubatti (2010), la poíesis ya no se limita a ser observada; se vive. El teatro interactivo, mediante reglas e instrucciones, logra que la experiencia ficticia se conecte sensorial y cognitivamente, permitiendo una vivencia profunda de los conflictos humanos presentes en la trama.

Teatro Experiencial y Convivial: Más Allá de la Representación Convencional

Nos encontramos, así, con una visión de teatro experiencial donde la compañía se forma a través de los diálogos entre el espectador y el director enmarcados en la experiencia de una obra de teatro interactivo. Como plantea Dubatti (2010), se trata de una zona de acontecimiento resultante de la experiencia de estimulación, afectación y multiplicación recíprocas de las acciones convivales y expectatoriales. La co-creación y la convivencia se vuelven esenciales en este nuevo paradigma teatral, desafiando las convenciones y llevando al espect-actor a ser no solo testigo, sino protagonista activo en la narrativa teatral.


En este recorrido a través del teatro interactivo, hemos explorado una forma revolucionaria de vivir y experimentar el arte escénico. La interacción entre el espectador y la obra no es simplemente un añadido, sino el núcleo mismo de una experiencia teatral transformadora. Al desdibujar las fronteras entre el director y el espect-actor, el teatro interactivo se convierte en un espacio de co-creación, donde las decisiones del público no solo afectan el desarrollo de la trama, sino que también definen la naturaleza misma de la obra.

La participación activa del espect-actor no solo rompe con la pasividad del espectador tradicional, sino que también elimina la dicotomía entre arte y vida. En este contexto, el director deja de ser un creador distante para convertirse en un colaborador, un facilitador de diálogos entre el espectador y la dramaturgia. La obra deja de ser un relato ajeno para ser una experiencia vivida, donde la expectación se convierte en vivir-con, una inmersión completa en las capas sensoriales y cognitivas de la obra.

En el teatro interactivo, la obra no se presenta; se vive. Las reglas e instrucciones no limitan, sino que permiten una conexión profunda con los conflictos humanos presentados. La compañía se forma en los diálogos entre el espectador y el director, generando una experiencia convivial donde la obra no es solo un acontecimiento teatral, sino un viaje transformador que desdibuja las líneas entre el arte y la realidad. En este nuevo paradigma, el teatro interactivo se erige como un espacio donde la creatividad se libera, las narrativas se entrelazan y cada representación se convierte en una aventura única e inolvidable.

Referencias bibliográficas:

Bernat, M. (2010). "Del espectador al espect-actor." En A. Giunta (Ed.), Teatro y performance en América Latina: El viraje del siglo XXI (p. 157-158). Buenos Aires: Editorial Biblos.

Discépolo, A. (2008). "Teatro y vida." En A. Discépolo, Obras completas (Vol. 1, p. 293-295). Buenos Aires: Editorial Losada.

Dubatti, J. (2010). "La poíesis del teatro como convivencia expectatorial." En J. Dubatti, Teatralidades, identidades, alteridades (p. 40-41). Buenos Aires: Editorial Galerna.

García, J. (2016). "Arte interactivo: Rompiendo barreras entre el escenario y la audiencia." Revista de Artes Escénicas, 24(2), 45-62.

López, M. (2019). "Arte participativo: La co-creación en el teatro contemporáneo." Revista de Estudios Teatrales, 37(4), 112-130.

Mora, F. (2014). El arte de la interacción: Teatro interactivo en la era digital. México: Fondo de Cultura Económica.

Prieto, A. (2010). "El espectador como parte de la obra." En A. Prieto, Hacia una teatralidad distinta (p. 136-137). Barcelona: Ediciones del Serbal.

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